Primero que nada dale «play» al video. Dejate llevar por la nota con esta impresionante pieza musical, quizás en consideración mía, una de las obras que muestran la capacidad que tiene el ser humano de producir absoluta belleza. Si no te basta con mi opinión, Robert Schumann compositor, pianista y crítico musical alemán del siglo XIX la describió como una de las composiciones «más salvajes e inusuales» de Chopin, y estoy completamente de acuerdo con esa opinión. Pero acá no analizamos música… Así que vamos a lo que nos corresponde en este «FIGHT CLUB«.
Una buena escena musical puede ser un reto para una producción, puede ser completamente magnifica o simplemente pasar desapercibida y que nunca la volvamos a recordar. Estoy casi seguro que posiblemente dos escenas te vinieron a la mente al escuchar la música del vídeo: una que muestra la pasión de un hombre por sobrevivir y, la otra, el dueto de despedida más triste que hemos podido apreciar.
En una esquina del cuadrilátero, voy a tomarme el atrevimiento de enfrentar quizás una de las obras emblemáticas acerca del holocausto, dirigida por uno de los cineastas más despreciados de Hollywood, hablo de Roman Polanski y su obra ganadora de tres premios Oscar, «El pianista«.
Sinopsis: La historia de un judío polaco,Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody), pianista profesional, que lucha por la supervivencia en Varsovia frente a la invasión nazi, después de que, gracias a unos amigos, evitó la deportación. Este pianista debe vivir oculto y constantemente expuesto al peligro.
Y en la otra esquina, una de las obras del manga perteneciente al genero romántico más conocidas de la década, su escritora e ilustradora, Naoshi Arakawa, vio su trabajo adaptado en 2 ocasiones en distintos formatos, en un lapso menor a 5 años. Me refiero al anime «Shigatsu wa Kimi no Uso«, mejor conocido internacionalmente como «Your Lie In April» («Tu mentira en Abril«, en latinoamérica).
Sinopsis: Un pianista, el prodigio Kōsei Arima, perdió su capacidad de tocar tras la muerte de su madre y es obligado a volver a ser el centro de atención, por una violinista excéntrica llamada Kaori Miyazono que oculta un secreto muy importante para los dos.
En la escena que apreciamos en la parte superior, ya estamos llegando al final de este film de casi 2 horas y media, Wladyslaw se encuentra con un oficial de la SS y la situación no puede ser más tensa. Pero el oficial, al escuchar que el es un pianista, no puede evitar ponerlo a prueba llevándolo enfrente de un piano. Wladyslaw cansado de no haber comido en varios días, no tiene opción y se sienta a tocar, pero curiosamente, luego de meditarlo un poco, decide usar la balada de Chopin. Una balada que se relaciona con la noche, el cansancio y la pasión.
El oficial, atónito, decide sentarse a escuchar la interpretación, mientras que con un plano del exterior, Polanski nos mete de lleno en las calles de Varsovia mientras la música termina siendo el recurso que describe un ambiente tranquilo pero que a la vez se encuentra devastado por la guerra. Si bien el comienzo fue dudoso, casi a la mitad de la interpretación, la pasión de Wladyslaw por el piano, termina por emocionar al oficial de la SS.
Ahora vamos con la presentación del contendiente:
Si bien por derechos de copyright, no podemos apreciar el inicio de la interpretación, estamos de nuevo curiosamente, en los momentos finales de la serie. El prodigio Kōsei se presenta en una competencia mientras Kaori está en una la sala de operaciones luchando contra un tumor cancerígeno; es en ese momento donde él recuerda a todos sus amigos, familiares y sobretodo, a ella, dedicándole esta balada. Sin embargo, en la cumbre de su interpretación, todo en los alrededores cambia. El espacio de la cámara de conciertos, se vuelve un cielo y la violinista se hace presente, lo que hace entender a Kōsei que claramente podría ser su última oportunidad para tocar con ella.
En los tonos superiores de la balada, ellos disfrutan de su compañía musical y se divierten en la complicidad secreta que ambos tienen. Pero a medida que la melodía calma, y la luz desciende, el violín también se apaga. Y rogando en sus pensamientos que no se vaya, el piano ejecuta el golpe de gracia y Kaori estalla en una explosión de luz y pétalos de cerezo, mientras que le dedica una última sonrisa antes de desaparecer. Volvemos a la cámara de conciertos, Kōsei toca las últimas notas con violencia y precisión, mientras que en lágrimas se despide de Kaori.
¿Son quizás las escenas más emblemáticas que poseen esta melodía? En lo que a mi respecta, si. Pero… ¿quién lo hace mejor? Voy a destacar 5 puntos a comparar:
- Actuación de la escena
- Performance de la obra musical
- Transmisión de emociones
- Visuales de la escena
- Uso de la música para contar la historia
En cuanto a la actuación, es un punto engañoso para discernir. Porque no podemos evaluar bajo la misma vara a la actuación humana, que nos brinda Adrien Brody y Thomas Kretschmann, frente a la animación de personajes, dado que sus expresiones son productos creativos que pueden ser casi ilimitados al momento de su creación. Claramente si bien los menciono como un punto a comparar, en este aspecto no se puede definir a uno superior sobre el otro. Dado que en si, la interpretación de ambos en su campo es magnífica y de alto rendimiento.
Si vamos a la «performance» de la balada, este punto se lo doy al anime. Se podría decir que el mismo hace «trampa» al incluir el violín en la ecuación, no obstante, ese detalle aumenta el nivel musical de la escena para toques dramáticos superando a la de el pianista, incluso la performance del concierto es mas larga que la que produce Wladyslaw y permite apreciar con mayor detalle esta obra musical, dándole una mayor relevancia al momento de ser ejecutada.
La transmisión de emociones se puede definir en un empate. Ambas nos tensionan al momento de su ejecución y pueden tocarte una fibra sensible haciéndote llorar con el sonido adecuado. La atmósfera que crean las escenas es indiscutible. La idea de soledad en la noche y supervivencia por la vida, esta a tono con la escena de Wladyslaw, cada impulso, cada nota y sonido, te lleva a preguntarte que pasará después de ese concierto personal. Los colores que vivamente se van apagando en el concierto de Kōsei a medida que el mismo va avanzando, nos llevan por un carrusel de llanto y dolor ante la pérdida de su amada secreta.
Los visuales, sin embargo, tengo que decantarme nuevamente hacia el anime. Esto es la magia de la animación, lograr crear un clima que transita de los colores vivos hacia los apagados, llevarnos del mundo real, al simbólico y ,de nuevo, hacia mundo real mediante luces y sombras. Remarcar cada detalle de los instrumentos, que parecen casi reales y que sus intérpretes estén tan bien dibujados y adaptados que nos permitan apreciar los detalles del concierto y de cada toque de tecla. ¿Significa que los visuales de «El pianista» sean malos? No. Simplemente los visuales del lugar destruido son acordes al momento, la iluminación es perfecta en la escena, pero es imposible negar el encanto de la animación a la hora de ejecutar la escena.
Por ultimo, el que utiliza mejor la música. En este caso el punto se lo doy a «El pianista«. Y como el apartado anterior, no significa que el anime utiliza mal la obra. Pero «El pianista«, sólo usa la música como recurso narrativo para transmitir las emociones, es una escena creada en el silencio de los actores y donde la melodía habla. Por otro lado el anime, no duda en poner palabras en la boca del protagonista para hacer más dramático el momento pero a costa de encimarse sobre la música, lo cual no está mal, pero es una partitura que por si sola basta para lograr el efecto.
Como veredicto final, por una mejor performance y un genial uso de la visuales, «Shigatsu wa Kimi no Uso» es el ganador de la batalla con tres puntos en su favor contra dos puntos que tiene «El pianista«. Claro que «El pianista» solo pierde porque las limitaciones para el cine «live action» son evidentes y ,también, para el contenido de la historia en ese punto quizás no era posible incluir más detalles. Incluso si uno comparara la escena de la película «live action» de Shigatsu, con la obra de Polanski, claramente «El pianista» es 100 veces mejor en esa escena y carece incluso de la vitalidad que tiene su contraparte animada.
Sin embargo, estas dos escenas son dos pesos pesados en su campo, no es sorpresa, ni es casualidad, que ambas quieran cerrar sus historias con esta pieza musical. La reflexión final que te puede dar este escrito amateur, es que no dejes de ver ambas obras y que cuando llegues a la escenas, aprecies todos los detalles que nos deja la magia del entretenimiento visual y musical para revitalizar el alma.