No estremecemos al ver esa niña en un campo de concentración, sentimos y sufrimos lo que ella está pasando, nos palpita el corazón pero no de alegría. La muerte y la desazón invade nuestros nervios llenándonos de admiración y tristeza por la obra maestra de Steven Spielberg.
Ese color rojo se ha incrustado en la mente de todos los espectadores que alguna vez han visto «La Lista de Schindler», ese testimonio fidedigno, crudo e impactante que nos golpeó allá por 1993. Pero la pregunta es ¿Quién es esa niña? ¿Existió de verdad o es una inventiva del cerebro del director?
Su nombre es Roma Ligocka, es polaca, escritora y prima de Roman Polanski. Cursó los estudio en la Academia de Bellas Artes de Cracovia, su vida se vio marcada por los horrores de los campos de exterminio, y para apaciguar esos dolores cayó en el consumo y abuso de estupefacientes. Actualmente tiene 81 años y está totalmente recuperada. Publicó el libro «La niña el abrigo rojo» donde se cuentan sus memorias.
La belleza de la fotografía en el film de Spielberg se dio gracias Janusz Kaminski, quien logra la perfección al resaltar el vestido de la niña entre tanta crueldad, mostrando un dejo locura y esperanza en esa escena épica que todo el planeta recuerda. La cinta entera está filmada en blanco y negro, pero allí se eligió contar el horror desde una perspectiva sin diálogos quedando expuesta la niña con su abrigo rojo en pantalla. Todo eso en conjunto logra hacernos sentir miedo, bronca e impotencia y queremos meternos en la película para ayudarla y volcar la balanza a favor de la justicia.
Para agregar otro dato, la actriz que representó a Roma Ligocka se llama Oilwia Drabowska y se dice que Spielberg le aconsejó no ver la película hasta los 18 años pero ella hizo lo contrario y quedó estupefacta y asustada al ver «La Lista de Schindler», pero luego, con el pasar de los años, la volvió a ver y cambió su opinión quedando contenta de haber participado de una obra de gran calidad.
El séptimo arte tiene esas habilidades, como por ejemplo invocar nuestros miedos y reflejarlos haciéndolos visibles para todo el mundo; ahondar en lo más profundo de las crueldades que el ser humano puede llevar a cabo contra sus pares. El cine puede hacerte sentir todo eso…. y no está mal.