David Cronenberg es un director de cine canadiense nacido en 1943, fue junto con Wes Craven y John Carpenter, el tridente de una nueva generación de directores que hacia fines de la década del 70’ llevó al cine de terror por nuevos caminos, merced a su nuevo enfoque y narrativa tanto visual como argumental, explorando un nuevo tipo de horror psicológico y científico, un poco alejado de la tradicional vertiente de terror fantasmal o satánico.
Cronenberg encontró en la medicina un campo fértil para exponer los miedos y horrores de la ciencia y sus efectos en la psiquis y en la sociedad.
Su primera etapa de trabajo fue en su Canadá natal, donde rodó varias películas producidas por su amigo Ivan Reitman -canadiense también- con bastante libertad creativa.
En esta primera etapa, sus películas ya tenían su toque distintivo de terror psicológico con elementos de Ciencia Ficción, en lo que posteriormente Cronenberg reformulará en el llamado “Horror Corporal” en películas correctamente filmadas, cono guiones sólidos y una dinámica más que notable para la época, aunque quizá un poco envejecida para los ojos del espectador joven y actual, poco paciente al desarrollo en las películas de este genero.
De este tramo rescatamos Shivers (Parásitos Asesinos) de 1975, con Paul Hampton y Lynn Lowry entre otros, en donde los residentes de un edificio se ven infectados por un extraño parásito diseminado por una adolescente promiscua, que los vuelve violentos, y con un descontrolado apetito sexual-caníbal, con orgías y varias escenas escabrosas -alguna que otra imposible de filmar en los tiempos que corren- donde ya vemos la obsesión de Cronenberg por el sexo, la ninfomanía y los experimentos médicos
Un par de años después llegó Rabid (Rabia) en 1977, la cual maneja una trama deudora de la anterior, aunque sin el claustrofóbico edificio, y con gran parte del metraje desarrollado en el exterior.
En Rabid una mujer (la actriz porno Marilyn Chambers), tras un accidene en moto junto a su pareja, sufre una extraña mutación en su axila fruto de un injerto de piel cultivada con células madres, lo que la convierte en una vampiresa sedienta de sangre humana, quien además propaga un virus que vuelve violenta a la gente.
Pronto todo deriva en una ola de muertes y un caos social –Gobierno mediante- con una pandemia fuera de control y un climax al mas puro estilo a lo George A. Romero. El final es bastante desesperanzdor, algo que se volvería habitual.
En 1979 llego la inquietante The Brood (El Engendro del Diablo) en donde un excéntrico psiquiatra (Oliver Reed) desarrolla una extraña terapia conocida como “Psicoplasmosis” que convierte los traumas psicológicos en fenómenos biológicos orgánicos. Nuevamente se tocan topicos como la medicina, relaciones disfuncionales y secuencias con niños.
Terminaba la década del 70 y David Cronenberg aun tenía reservado un par de horrores mas para inicios de los 80’ antes de dar el salto a Hollywood como un director consagrado
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