¿Cómo enfrentar la muerte? ¿Quién sabe cómo vamos a reaccionar cuando llegue ese momento nuestro o de algún ser querido? Este tema se pone sobre el tapete en estas dos películas de 1989 y 2019, en este segmento intentaremos descubrir cuál es más valorable, la original o la nueva versión.
El aspecto psicológico de los protagonistas jugará un papel preponderante en el desarrollo de este análisis, veremos en 3 puntos quien se lleva el trofeo. No analizaremos la trama porque, si bien no es idéntica, es muy parecida. Tampoco tocaremos lo que concierne al libro y sus diferencias.
PUNTO NÚMERO 1: Las actuaciones.
En el film de 1989 Dale Midkiff y Denise Crosby (el matrimonio) llevan adelante un buen dúo en pantalla y logran transmitir sus emociones, al igual que los niños. No se ve alguna actuación para el Oscar pero son correctas. En cambio en la versión de 2019, Jason Clarke nos muestra sus emociones a flor de piel, podemos palpar su dolor, su desesperación, sus dudas y sus temores, lo vemos perder la cordura al enfrentar las situaciones traumáticas; es él quien se carga el relato de la película al hombro. En este punto voy a destacar el papel de John Lightgow, quien hace de excelente soporte para la actuación de Clarke. Punto para la nueva.
PUNTO 2: Ambientación.
Acá, la original, obtiene mucha ventaja gracias a la época en que fue filmada, en la nueva ya sabemos lo que sucederá y eso le quita el factor sorpresa. La cinta de 1989 nos marcó (por lo menos a mí) en todo sentido, tuvo un impacto en todo aquel que la vio y sabemos que más de una persona ha soñado con gatos que nos vigilan. El drama familiar está puesto en función de conseguir con el espectador algo de empatía, y lo logra con sobrantes mientras que el remake de 2019 lo que pone al servicio del público es el jump scare (salto de miedo), si bien las actuaciones son mejores en la nueva, lo que enriquece el ambiente es el drama que la familia está atravesando y eso se ve mejor en la original.
PUNTO 3: Aspecto técnico (fotografía, montaje, dirección, etc)
Este punto está estrechamente relacionado con el anterior. Aunque algo precario en la versión original, el apartado técnico, cumple a la perfección su función de asustar y hacernos partícipes de cada situación que los integrantes de la familia están pasando, no hay abundancia de planos, lo cual sí encontramos en el remake de 2019. La atmósfera se forma con algunos detalles y no hacen faltas miles de tomas para convencer al espectador de qué algo está sucediendo en la pantalla. La fotografía es mucho mejor en la nueva pero sólo en ese aspecto, ya que la simplicidad de la original, sirve para adentrarnos en el mundo de Stephen King y conducirnos hasta lo más profundo del cementerio. En la original, la dirección es el engranaje justo para mostrar el dramatismo que se quiere obtener. Punto para la original.
CONCLUSIÓN: Aunque era algo obvio, ya que la película de 2019 es una nueva versión que nadie pidió. En este combate ha ganado la original de 1989. Si no estás de acuerdo podés hacérmelo saber en los comentarios.