Tangos, Freud, Gardel, referencias a James Bond, estafas, reencuentros y desamores. Todo eso vas a encontrar en «La maldición del guapo», película recientemente estrenada y dirigida por el español Beda Docampo Feijóo que también dirigió «Francisco, el Padre Jorge» de 2015 y fue guionista de «Peperina», aquella cinta inspirada de la canción de Serú Girán. «La maldición del guapo» es una co-producción España-Argentina que podrás disfrutar por Cine.ar TV, canal 512 de Direct TV, 22.4 de TDA, 60 de Cablevisión, 640 de Cablevisión HD, 33 de Telecentro, 400 de Telecentro Digital y 1049 de Telecentro HD.
Aquí se nos presenta una historia de estafadores a la antigua, digo esto porque tiene aires a «Nueve Reinas» o a «El Golpe». La historia es algo simple al principio y cuenta la historia de un padre estafador que le salva el trabajo a su hijo. ¿Cómo sucede esto? Jorge (Juan Grandinetti) es empleado en una joyería y en un momento se descuida y le roban mercadería por 9.000 euros, es ahí cuando aparece su padre Humberto (Gonzalo de Castro) quien, tras haber salido de prisión luego de cumplir su condena por una vieja estafa, ofrece su ayuda prestándole ese dinero y queriendo remendar lo ausente que estuvo como figura paterna. Dicha acción desatará, para los protagonistas, una serie acontecimientos dramáticos, ácidos y graciosos como si se tratara de una comedia del gran Woody Allen.
Jorge no querrá pasar tiempo con su padre debido al abandono de muchos años y sólo acepta estar con él por una semana como queriendo agradecer por la ayuda a reponer esos 9.000 euros, y en esa relación se basa el guión. La pregunta que se hace el hijo es ¿verdaderamente cambió mi padre?
La trama se irá desarrollando con enredos, intentando (y consiguiendo) hacer cómplice al espectador de todo lo que se va contando. Los diálogos son muy ingeniosos, sobre todo con las charlas entre padre e hijo que se dan con Humberto y Jorge. El sarcasmo se presenta en más de una oportunidad, lo cual dibuja una sonrisa en quien esté presenciando esas hilarantes escenas.
La película cuenta con un ritmo agradable y fácil de llevar, no posee una velocidad que te avasalla, si no que se toma sus tiempos para la presentación de los personajes, pero eso no la convierte en una cinta tediosa ni mucho menos. Se sostiene a través de los perfectos diálogos y de las dos actuaciones principales, aunque Gonzalo de Castro está un poco mejor que Grandinetti, quizás se lució más porque su papel así lo exigía. También aportan lo suyo las actuaciones femeninas completando el reparto de muy buena forma.
La película te entretiene y no vas a pasar un mal rato, al contrario. Es una comedia fresca con momentos interesantes, como en el que analizan si los billetes son falsos, o la escena final con el viaje a Montecarlo. Una cinta que se deja ver muy bien y la podemos tomar como una fábula familiar que cumple su objetivo de mostrarnos en el reencuentro, el mejor camino.