Una premisa que siempre llama la atención de los espectadores es la fuga de prisiones, desconozco a qué se podrá atribuir esa fascinación que el público posee por esta clase de películas, lo importante es que cautiva a gran cantidad de personas. Recordemos los ejemplos de «Cadena perpetua» (basada en un cuento de Stephen King) o la clásica «El gran escape», comandada por el gran Steve McQueen.
La película que ahora nos ocupa es una de las grandes apuestas de la plataforma Amazon Prime, se estrenó hace poco y cuenta la historia de cómo 49 presos escaparon de la Cárcel Pública de Santiago de Chile en enero de 1990, cuando ya estaba finalizando al dictadura de Augusto Pinochet. Cuando algo ya se presenta de esa manera no hay mucho más para agregar, el relato sigue solo, sabemos que lo primordial de la trama se basará en la preparación del plan de escape y la relación de los presos, hay que ver cuánto de interesante posee el guión para mantenernos hasta el final de la fuga. Hay que agregar, en este caso, el factor político y el momento histórico que vivía el país de Chile, el contexto hace más llamativo al film, al igual que el famoso cartel que reza «basada en hechos reales»
Todos compañeros del Frente de Izquierda se encuentran en la cárcel ya mencionada y deciden planear un escape de allí liderados por León Vargas (Benjamín Vicuña) y Rafael Giménez (Roberto Farías), obviamente se toparán con más de una dificultad, como dónde esconder 50 toneladas de tierra, lidiar con el fiscal o el alcalde.
El director, David Albala, no tiene tapujos a la hora mostrar la miseria y la angustia que viven los reos en prisión, vemos su desesperación y el maltrato a los que son sometidos. Apela a nuestras emociones y a conseguir esa dichosa empatía con los personajes que no siempre logra. A la película le sobra metraje, son más de dos horas en las que el plato fuerte (el escape en sí) llega muy retrasado haciendo la larga espera no tan placentera. La principal atracción de «Pacto de Fuga» está en la crudeza de los momentos vividos por los presos y las actuaciones, soberbias por todo el elenco, en el cual podemos ver a «nuestro» Patricio Contreras, quien está a la altura de este proyecto y no desentona. Se toman muchos elementos comunes del género: la manera en que todo se planea; la búsqueda de compañeros que no se conviertan en traidores; los guardias, como personajes representantes del maltrato y la complejidad con la que logran salir de allí.
La cinta tiene algún que otro inconveniente en el ritmo del relato, sobre todo la segunda hora que se hace un poco larga y que se podría haber compactado en 30 minutos, pero llegando al final tiene una velocidad atrapante y vemos lo mejor de la película. En fin, resumiendo, si le tenés paciencia, vas a ver un buen producto con una factura técnica excelente.