La Republica de la Isla de las Rosas fue un efímero estado autoproclamado en una isla artificial construida por un excéntrico ingeniero italiano, a pocos kilómetros de la ciudad de Rímini, en la costa del adriático en 1968.
Esta es la historia de Giorgio Rosa (Elio Germano), un ingeniero italiano rebelde y transgresor que comienza a sentirse ahogado por la burocracia conformista de la época en la que vive. Con un largo historial de inventos a cuestas, tales como autos y aviones, los cuales lo han enfrentado a su familia, que no aprueban sus excentricidades y desean que siente cabeza siguiendo con los estándares del momento. A ello sumamos el regreso de un viejo amor suyo, Gabriella (Matilda de Angelis) que lo hace pensar sobre el perseguir sus sueños desafiando las rigideces de la vida mundana.
Es así, que un día decide fundar su propio país. Para ello contara con la inestimable ayuda de Mauruzio (Leonardo Lidi), un inescrupuloso pero entrañable empresario que regentea el astillero de su padre.
El plan consiste en construir una isla artificial a quinientos metros del borde exterior de las aguas internacionales de Italia, para formar así un Estado Soberano Independiente, exento de las leyes italianas (y de cualquier otra nación).
Para ello, Giorgio inventa y patenta una nueva técnica de construcción de plataformas marítimas, lo cual le permite construir su isla con pocos recursos y rápidamente. La construcción se asemeja a una plataforma petrolera, de unos 400 metros cuadrados.
Lo que parece inicialmente una idea descabellada y ridícula, comienza a tomar forma rápidamente, cuando tras la construcción de la isla, comienzan a llegar algunas personas para vivir allí. En ese momento entra en escena Neumann (Tom Wlaschiha) un alemán apátrida que usará sus conocimientos de RR. PP para convertir la plataforma desierta en un parador vacacional con fiestas y bares, lo que atraerá mucha gente.
De esta forma surge la “Republica de la Isla de las Rosas” con su propia bandera, idioma (esperanto), y Gobierno.
Eventualmente, todo esto llega a oídos del gobierno italiano, el cual inicialmente no toma seriamente el hecho, hasta que Rosa comienza a agiornarse el status de Estado Soberano y acude a la ONU. Comienza entonces una de guerra de nervios entre Italia y Rosa, quien no permitirá que el gobierno pase por encima de lo que él considera son sus derechos como Estado, originando un gran incidente internacional, que pondrá en tela de juicio todo lo escrito hasta ese entonces en materia de Derecho Internacional.
Todo esto mientras el gobierno italiano debe hacer frente a los coletazos del Mayo Francés en el país, en una sociedad que atravesaba rápidos cambios culturales influenciados por lo ocurrido en Francia, Vietnam, el surgimiento de la rebeldía adolescente, la liberación femenina, el hippismo, etc. Esto en el mundo bipolar de la plena Guerra Fría.
La película tiene un ritmo bastante dinámico, con un tono de comedia satírica con toques de drama y cuenta con una dirección competente. Las actuaciones son correctas, destacando las del protagonista y a mi parecer las del ministro del interior y el primer ministro. La recreación de época está muy bien lograda, destacando en el apartado técnico la construcción artificial de la isla.
Recomendada para los que busquen una historia original, con toques a lo The Terminal (2004) por su irreverente situación y por relatar lo que ocurre en los vacíos legales del derecho internacional. También para comprender el clima de época a finales de la convulsionada década de los sesentas.
A los que les interese el tema, existe otro antecedente, que aún perdura, de Estado Artificial autoproclamado y no reconocido (llamado coloquialmente “Micronación”): El Principado de Sealand en el Reino Unido.
Imagen: Escudo y estampilla real de la isla, junto a un a foto real de 1968
La Crítica
A FAVOR
- Entretenida y dinámica
- Buena caracterización de la época
EN CONTRA
- Se hecha de menos un mayor desarrollo de algunos personajes