El Zorro es esa mítica serie de televisión, producida por Walt Disney en los años 50 ; coproducida por Johnston McCulley, el creador del personaje en 1919.
La encarnación en la serie estuvo a cargo del inmortal Guy Williams, durante los 82 capítulos antes de ser cancelada, porque parece que Williams se comprometió mucho con su personaje y se encargó de asistir a cualquier muchacha y muchacho en apuros, en síntesis: un zorro.
Sí nunca viste la serie, porque eres un alienígena que recién llegó al planeta Tierra o te perdiste las 45 millones de veces que se repitió en la televisión; te lo explico en este segmento.
En 1820 un joven llega a la baja California, en ese momento territorio español. El pibe perteneciente a una familia muy pudiente, se fue a estudiar a la metrópoli y se había hecho un maestro del esgrima. Al llegar a su pueblo natal , se vio enceguecido por la corrupción del capitán Monasterio, un tipo tan corrupto que parecía que venía de las provincias unidas del Río de la Plata.
De ahí decide ponerse una capa, unas botas altas y trasves… disfrazarse del zorro, un tipo que siempre te dejaba la marca de la venganza; como las mujeres engañadas en los grupos de compra y venta de Facebook.
Pero para la apoteótica misión de librar de la corrupción a un territorio español en América, debió contar con la ayuda de Bernardo su fiel mayordomo, un tipo mudo que se hacía pasar por sordo, como los políticos de turno, convirtiéndose en el primer espía de la TV. De ahí en más el Zorro combatía el crimen, mientras vivía una doble vida como Diego de la Vega, el hijo de un ranchero, que se pasaba el día tomando vino con la policía, jugando al ajedrez y manoseando a alguna criada detrás de cámara, esperamos por nuestra infancia que no haya sido Bernardo. Pero cuando la situación lo apremiaba, se bajaba a la zorro-cueva, verdaderamente que era un cueva, “se afeitaba y tendía la cama, se ponía su mejor vestido, sirvió su vaso en la mesa.. para pensar que no te habías ido”… Perdón me perdí en una cumbia romántica. Bajaba a la zorro-cueva y montaba a su bravo zorro-corcel llamado Tornado, porque era negro y violento, como barra brava del futbol argentino.
Obviamente que cada vez que apareció el Zorro, el capitán Monasterio sabía que era Diego de la Vega porque digamos que había 50 personas en el pueblo. Luego trataba de capturarlo con los soldados más inútiles y alcohólicos que te puedes imaginas, si vivís en Suecia, si vivís en Latinoamérica seguro tendrás una idea y un nombre que se te ocurre enseguida.
En medio de todo esto, aparece el segundo personaje secundario más querido de la televisión después de Don Ramón, El sargento García, que siendo un soldado inútil llegó a comandante, enseñándonos lo importante que es ser amigo de las personas indicadas. Al final de cada capítulo siempre perseguían al Zorro con lanceros, aunque tenía mosquetes, y ahí entendías por qué España perdió una fiestecilla llamada «la independencia de las Américas».
El Zorro es una serie que se clavó en el corazón de todos, que la sabés de memoria, pero por alguna razón siempre nos la quedamos viendo. El Zorro nos enseñó que aún siendo rico se puede tener conciencia social.