Y bueno, cerrando el año vamos encontrando gratas sorpresas, como «Ultima noche en el Soho», un verdadera perlita con aires de Premio Oscar, ojalá gane alguno porque se lo merece (especialmente en la fotografía). El director es Edgar Wright, sí, aquel que nos lanzó esa bomba de entretenimiento que fue y es «Baby Driver», aunque también lo tenemos visto de «Scott Pilgrim contra el mundo». Un director con un estilo muy particular que sabe mezclar cocteles de imágenes y música brindándole al público un producto que carece de aburrimiento, lleno de emotividad y de escenas potentes. Un menú apto para cualquier cinéfilo que haya recorrido caminos adrenalínicos.
Pasemos a ver de qué se trata este film. No se puede contar mucho sobre el argumento, ya que cada pista o palabra que se pueda decir, arruina la sorpresa que el director guarda bajo su maga para los espectadores, pero voy a intentarlo. Un chica llamada Eloise (Thomasin McKenzie) desea ser diseñadora de moda y posee una obsesión por la música y la moda de los 60, un día despierta en esa década, en Londres pero en un cuerpo ajeno, en el de una cantante, más extrovertida, de nombre Sandy (Anya Taylor-Joy). Ahí comenzaría la película en tono de thriller cuando las protagonistas se vean envueltas en un crimen; más no les puedo contar.
«Última noche en el Soho» te transporta a un mundo onírico en el cual hallamos rastros de Freud y sus interpretaciones de los sueños, vemos a Eloise y Sandy debatirse por quién logra tomar el control de la situación para llegar a la meta de una u otra manera, en ellas vislumbramos personalidades totalmente distintas: Sandy, quien se ve, desea dominar el mundo cueste lo que cueste, y Eloise, con un aspecto casi virginal, admiradora de Audrey Hepburn, tímida y workaholic.
Lo que comienza con un ritmo tenue se transformará en un tren que toma velocidad minuto a minuto, adornando con claras influencias de Pulp Fiction, El Origen, algun «giallo» y Paprika (aquel glorioso animé de Satoshi Kon). Ya entrada la película, el director nos ofrece lo mejor del metraje, el misterio, muertes, el gore, el policial y el suspenso. Las interpretaciones de las dos principales actrices son fantásticas, muy creíbles y con una emoción que cala hasta los huesos, el guión no decae en ningún momento y el final nos deja felices y satisfechos de haber visto cine en su estado puro.
Edgar Wright no inventa la pólvora pero sabe cómo retener la atención del público con su estilo de filmar y contar historias. Nos sorprende con los giros de tuerca que vemos en pantalla y el mundo utópico con el que sueña Eloise, en ella están nuestras inseguridades. Hacemos proyección (diría un psicólogo) en su personalidad, en su inocencia pero en el fondo también quisiéramos tener el carácter de Sandy, esa muchacha que se lleva el mundo por delante y se propone conseguir todo aquello que siempre anheló. El duelo de actuación entre estas jóvenes es imperdible, seguramente consigan alguna nominación en la temporada de premios que se acerca, sería totalmente justo. Cabe destacar la participación (la última antes de su muerte) de la enorme Diana Rigg.
Por otro lado quisiera comentar que la ambientación del Londres de los 60 es magnífica, con sus calles, ´personajes e impronta, la cual logra transmitir la idiosincracia de esa época. Como dice uno de los personajes: «Londres no es lo que parece». Y así es, aparenta un mundo de oportunidades, pero oculta un sinfín de peligros reales y cotidianos, y es ahí donde caerán Eloise y Sandy, en esa telaraña de tentaciones y ocasiones. No tengo mucho más que agregar, sólo decir que vayan a ver «Última noche en el Soho» porque es de lo mejor que se ha visto en este 2021. Te dejo el tráiler por acá abajo.
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