Creo que todos estamos de acuerdo si decimos que debemos proteger nuestro territorio o nuestra familia de cualquier tipo de amenaza, y eso incluye utilizar todos los medios que estén a nuestro alcance. Ahora, la pregunta es ¿Cuál es el límite que uno debe ponerse a la hora de detener a los agresores? ¿Debemos llegar hasta las últimas consecuencias? La naturaleza del ser humano lleva consigo la violencia, en mayor o menor proporción y sabemos que se encuentra ahí, latente para salir a la luz en las ocasiones que lo amerite. Este dilema se plantea en «Perros de paja», un film del año 1971 dirigido por Sam Peckinpah, quien ya venía de obtener un gran éxito con «La pandilla salvaje» de 1969.
La película está basada en la novela de Gordon Williamson «El asedio a la granja Trencher», la cual fue retocada para ser llevada a la gran pantalla y convertirse en un clásico indiscutido. La premisa de esta cinta sería algo así, David Summer y su esposa Amy están mudándose a una campiña inglesa para escapar del ruido de la ciudad y sus peligros, buscando tranquilidad; él es un profesor que desea dedicar su tiempo a la investigación y a los estudios para perfeccionarse. Apenas llegan al pequeño pueblo, no son recibidos de la mejor manera, los pueblerinos verán en ellos a una pareja algo pedante y comenzarán a acosarlos de distintas formas para que estos sientan una gran incomodidad.
David contrata a unos lugareños para realizar refacciones en su casa pero los obreros consiguen ingresar a ella para curiosear y más adelante, para violar a la esposa de David, Amy. Escena misógina si las hay en la historia del cine, un ultraje muy incómodo de ver, cómo aquella que rodaría Gaspar Noé en «Irreversible. La tensión de esos ataques tendrá su punto máximo dicha violación, que le ha costado al film unas cuantas prohibiciones en varios países.
Lo que veremos será un destape de los más bajos instintos del ser humano, sus puntos más deprimentes y desesperados para conseguir su objetivo, en el caso de los agresores, ingresar a la casa de David y Amy, y en el caso del matrimonio, el de defenderse a toda costa protegiendo su morada. Una violencia que nos hace plantear nuestra naturaleza animal y cómo deberíamos manejar ciertas situaciones. El animal que llevamos dentro se escapará dando rienda suelta a un huracán de violencia y situaciones extremas en las que vemos como, cada uno de los protagonistas, se juegan la vida en cada decisión.
El director presenta a los personajes como antagonistas, héroes (o falsos héroes) y los demás, villanos. Percibimos una dualidad de posturas también en el matrimonio Summer, ella es provocativa, parece algo joven para él, y aún así vemos que David parece estar más interesado en su estudio que en su sexy esposa. A pesar de su timidez, tendremos en el final ese costado salvaje que él saca para desatar una carnicería en su propia casa, rompiendo la inquebrantable moralidad que creía poseer.
«Perros de paja» podrá gustarte o no, es cierto, lo que sí es seguro, es que no pasará desapercibida por tu existencia, ha sentado las bases para muchas cintas que han copiado esa estética. Su remake del año 2011, dirigida por Rod Lurie no llega a causar el mismo impacto que la original, será por la locación (EE.UU) o por la época o por las interpretaciones. Lo importante es que no podés dejar de ver esta verdadera joya del séptimo arte, con una de las mejores actuaciones de Dustin Hoffman (si es que se puede elegir alguna de este gigante de Hollywood). Te dejo el tráiler de esta película del gran Sam Peckinpah.