La época victoriana además de llevar su impronta casi mágica, nos deleita con sus paisajes arquitectónicos y estilos propios de su majestuosidad. Acompañado de esto, la historia del detective Basil lo hace aún más maravilloso y épico. Y si agregamos un toque más de magia, nosotros como espectadores experimentaremos desde su inicio las aventuras de un ratón ingenioso y ágil.
Basil es un ratón detective, sumamente inteligente, que trabaja en su estudio de la calle Baker para combatir el mal detrás de su escritorio, con unas ganas insaciables por salir a las calles y capturar criminales de bajo y alto nivel.
Egocéntrico y narcisista, vive solo con la Sra. Judson, una dulce anciana que dedica su tiempo al aseo de la vivienda y a preparar la comida de Basil.
Mientras aguarda su traslado para viajar, el Dr. Dawson, un simpático hombre que acaba de prestar servicio en Afganistán se topa con Olivia Flaversham, una niña desamparada en busca de su padre.
El hombre se niega a dejarla sola y le ofrece su compañía en esa noche lluviosa y dramática, a lo que juntos darán con la casa del detective en busca de ayuda y refugio. Cuando llegan hasta su puerta, Judson los recibe sorprendida. El Dr. Dawson no puede controlar la notable curiosidad de la niña, y se disculpa por la molestia explicando el porqué de su visita. Basil, quien no es muy cariñoso en un principio, accede a tomar el caso, entusiasmado por su nuevo trabajo detectivesco.
Olivia, la dulce niña, da un perfil muy característico al detective, acerca de quién es el secuestrador que raptó a su padre. Basil lo reconoce de inmediato como la mano derecha de su archienemigo más letal, el despiadado profesor Rátigan. Una rata que lidera los rincones más oscuros de los bajos fondos de Londres, trabajando en su máximo plan de poder y conquista junto a sus secuaces.
Rátigan llevará un minucioso plan para suplantar a la reina y apoderarse de la corona. Pero Basil no está dispuesto a bajar los brazos ante tamaño crimen monstruoso.
La experiencia del secuestrado padre de Olivia en mecánica e ingeniería, será fundamental para que Rátigan tenga éxito.
La película fue lanzada en el año 1986, dirigida para un público muy joven. Una innumerable cantidad de niños de diferentes edades se presentaron en los cines para ver los nuevos dibujos animados que Disney acababa de estrenar. Estaba pensada para inspirar el clásico personaje de Sherlock Holmes. Pero a medida que los minutos pasaban, la confusión de los infantes y la alarma de los padres no pasaron desapercibidos.
Porque si bien en un primer momento se trató de elaborar una obra infantil, en muchos aspectos lograron justo lo contrario. Al presentar esta cinta donde abundan las escenas oscuras, los crímenes, los burdeles y en el caso de la escena del salón, un sutil guiño a la prostitución. El alcohol, los secuestros y más de un evento violento.
Las expresiones de los personajes llegan a ser grotescas y están teñidas de oscuridad, los que están empapados de situaciones adultas donde se habla de secuestros, muerte y homicidio. Siendo así que, lamentablemente, pasó casi sin pena ni gloria por los cines y luego directo a VHS.
A pesar de la buena recaudación de este film infantil, no llegó con gran notoriedad como otras películas tales como por ejemplo Aladdín, Bambi o La espada mágica. Fue de a poco olvidada por una generación y quedando bajo el lineamiento de ´´culto´´. Recién con el lanzamiento del formato DVD, pudo asomar la cabeza y ver nuevamente la luz. Actualmente hay muy pocas copias en video, pero puede apreciarse en distintas plataformas de internet.
Dirección: Ron Clements
Guión: John Musker
Producción: Burny Mattinson
Música: Henry Mancini
Estreno: 1986
Género: Animación
Duración: 74 minutos