Miguel Flores es una estrella de la televisión, no es actor, ni músico, ni siquiera un periodista. Es meteorólogo, el más infalible y frente al cual toda la ciudad de Buenos aires se para día a día frente al televisor para escuchar sus predicciones del tiempo, las cuales nunca, pero nunca fallan. Tal es la fama de Flores que consiguió su propio programa en el prime time. Fue justamente durante la emisión de su primer programa cuando predijo a garantizó una noche despejada estrellada. Sin embrago y contra todo pronóstico, una terrible lluvia de granizo azotó la noche porteña causando graves perjuicios materiales, económicos, y afectivos.
Así comienza el calvario de Miguel Flores, quien pasó de la apoteosis de su carrera como meteorólogo de la tele, amado por todos, a ser la persona mas odiada de la ciudad.
Esta es la premisa de Granizo, la película de Marcos Carnevalle (Anita, Elsa y Fred) estrenada por Netflix. La premisa explora un poco la cultura de la cancelación, la frivolidad de los medios y como los ídolos suben y bajan a merced de los caprichos de los medios y las redes sociales.
Miguel Flores (Guillermo Francella) podría ser cualquier persona famosa o mediático que, tras gozar de fama y manifestaciones de afecto, conoce el castigo y escarnio del mismo público que lo idolatraba.
Secundariamente, el film explora conflictos intrafamiliares, como se la relación distante de Miguel con su hija Carla (Romina Fernandes), así como también los manejos de la industria televisiva que no deja de ser solo un negocio basado en el rating, y como se puede ver con la relación de Miguel con su productor Gustavo (Martin Seefeld). Completan el elenco Peto Menahem como le taxista que lo perdió todo, Nicolas Scarpino como el asistente fiel de Miguel y Viviana Saccone como la pareja de este.
La película tiene un inicio ágil y dinámico, pero lamentablemente después se pierde en el laberinto de los lugares más comunes del cine argentino con factura casi televisiva. Los momentos cómicos y los dramáticos se entremezclan en desmedro de la funcionalidad de ambos géneros, por lo que el segundo acto de la historia, el cual explora la relación padre-hija, se hace cuesta arriba y se ameseta. Hacia el final remonta con y recupera nuevamente la agilidad del inicio hasta el clímax final el cual es lejos, lo mejor de la película. Se nota que gran parte del presupuesto se fue en **Spoiler** la destrucción de la Ciudad de Buenos Aires por un apocalíptico granizo, en una escena que no tiene mucho que envidiarle a The Day After Tomorrow (2004).
Con todo, es una lástima que estas ligerezas en el guion hayan perjudicado una película que pudo ser genial y retratar ácidamente la actual cultura de la cancelación y los efectos del cambio climático. Nos queda una cinta simple y pasatista, muy vernácula para los acostumbrados al cine argentino costumbrista que se bien no llega a aburrir, tampoco pasara a la historia. Mejorable.
La Crítica
A FAVOR
- Critica la cultura de la cancelación
- El final
EN CONTRA
- La mezcla de comedia y drama
- Por momentos tiene un ritmo lento
Desglose de revisión
-
Cuando el éxito es efímero