Hay que remontarse hacia finales del siglo pasado, concretamente a 1999 para ver la última incursión de David Cronenberg en el cine de género. Se estrenaba por aquel entonces EXistenz, con un argumento muy en boga en aquel entonces y que formaba parte de las pesadillas del mundo por venir, la realidad virtual, una ucronía muy instalada en los noventas. Mas antes de ella, en los ochentas y aún más atrás, Cornenberg se había despachado con algunas de las películas más influyentes del genero Horror/Ciencia Ficción con toques de psicología freudiana. Así, el director canadiense nos deleitó con su revisión del clásico de terror The Fly (La Mosca – 1986), asi como con la intensa Naked Lunch (Almuerzo al Desnudo – 1991), o las más personales Scanners (Amos de la Mente – 1981), Videodrome (Cuerpos Invadidos – 1983) o Cromosoma 3 (El Engendro del Diablo – 1979). Este repaso parcial a su filmografía más inquietante y escabrosa no es casual, ya que habrá que tenerla en cuenta a la hora de apreciar el regreso del director al género que lo catapultó, con la cinta que nos ocupa: Crimes of the Future (Crímenes del Futuro – 2022).
En un futuro no precisado, pero se presume cercano, la humanidad ha comenzado a mutar, las personas nacen sin sentir dolor, lo que los vuelve anodinos, insensibles tanto física como mentalmente. El dolor ahora es un placer buscado como un bálsamo para una existencia insípida. La falta de dolor genera problemas de sueño, pero aun peor que ello, algunas personas comienzan a desarrollar en sus cuerpos nuevos órganos superfluos. Una extraña agencia gubernamental (si es que aun existe algo como un gobierno) mantiene monitoreado a estas personas con órganos nuevos. Por ahora las mutaciones son súbitas y no se heredan. El temor de algunos es que las nuevas características genéticas comiencen a ser hereditarias, lo que implicaría que la humanidad ha dado un salto evolutivo, colocando a estos nuevos hombres, por encima de otros. Incluso pareciera haber ciertos grupos interesados en ello…
En el medio de este panorama con el cual arranca la trama, tenemos a nuestro protagonista, Saul Tenser (Viggo Mortensen) un denominado “artista del cuerpo” que tiene la habilidad de generar constantemente órganos nuevos, los cuales extrae de su cuerpo con ayuda de su asistente Caprice (Léa Seydoux) en auténticas cirugías públicas que son deleite de espectadores ávidos de presencias aquel extraño espectáculo artístico que podría asemejarse a auténticas obras teatrales de body-art.
La pareja se involucra en un registro gubernamental de órganos, y también en una oscura trama de un hombre que desea que la próxima estrella del espectáculo de ablación dantesco sea con el cadáver de su hijo recientemente fallecido, en lo que ahora sería una autopsia pública.
Crímenes del Futuro es una película tan autorreferencial del “Universo Cronenberg” que aparte de ser ello su punto más fuerte, para los que esperábamos el regreso del director por este género, que acaso sea también ese su punto negativo. Está presente de forma más que obvia toda la filosofía de la “New Flesh” y toda la parafernalia estética de aspecto tecno-orgánico que plaga algunas de las películas pasadas del director. La vuelta de tuerca final sorprende, en medio de otras tantas cosas que también sorprenden, pero que no tiene explicación y que dejan con ganas de conocer más acerca de ese extraño mundo desesperanzador.
La puesta en escena es minimalista, con abundancia de decorados decadentes, espacios derruidos, abandonados, un auténtico mundo en ruinas. Todo el diseño de producción destila cierto aire steampunk y de producción de serie B noventosa, en lo que parece que haya sido un deseo del director que todo luzca así, más que por razones presupuestarias. Aunque cabe recordar que la película fue hecha por fuera de los grandes estudios, y que debe considerarse una película de autor, casi independiente.
Los espectadores acostumbrados al cine de Cronenberg seguramente quedaran satisfechos, con lagunas secuencias deliciosamente incomodas, y algo de body horror con abundancia de cosas repulsivas, pero con ganas de más. Mientras que el público más casual o joven, se pueda llegar a exasperar ante tanto mensaje críptico y un ritmo casi onírico. Con un manejo de dirección clásico, hecho con la experiencia de alguien que conoce el paño, sin la pirotecnia visual, ni la edición frenética que a veces tiene el género en los últimos años. En ese caso, considero eso un (viejo) nuevo soplo de aire fresco, irónicamente.
La Crítica
A FAVOR
- Lo peculiar y grotesco del argumento
EN CONTRA
- Al final puede haber mas explicación de la necesaria
Desglose de revisión
-
¿Es la cirugía el nuevo sexo?