Rabid fue una de las primeras películas escritas y dirigidas por David Cronenberg allá por 1977, todavía en su Canadá natal. Trataba sobre una mujer que tras un accidente de tránsito recibe un injerto experimental de piel con un tratamiento especial a base de células madre (no usan ese término porque creo que aún no existía, pero la explicación ciertamente refiere a ello). Inesperadamente el experimento medico sale mal y la protagonista desarrolla un apetito incontrolable por la sangre humana de una forma eufórica, no mordiéndolos, cual vampiro transilvano, sino mediante la picadura de un extraño y fálico miembro que le sale de la axila en una de aquellas locuras freudianas del director, donde la ponzoña es una mezcla de vulva y falo, y donde el apetito por plasma se confunde con ninfomanía (algo similar ya se había visto en su trabajo anterior, (Shivers – 1875) todo se termina saliendo de control porque los mordidos terminan enfermos de una rara rabia y todo degenera en una pandemia. Lo cierto es que aquella modesta película continuó cimentando la carrera del prometedor realizador, fraguando su futuro desembarco en Hollywood.
Ahora, más de cuarenta años después, llega un remake titulada de la misma forma, Rabid, a cargo de las hermanas Soska, habituales en el género de terror de explotación de bajo presupuesto.
La base de la historia es la misma, una mujer sufre un accidente y es sometida a un tratamiento experimental que sale mal y termina desarrollando una especie de vampirismo contagioso. Sin embargo, en esta versión moderna se introducen algunas variantes, algunas funcionan y hacen más interesante a la historia, otras en cambio caen en lugares muy comunes.
Podría decirse que hasta tiene elementos para ser considerada una versión oscura de Cruella con algo de Black Swan, salvando las distancias naturalmente, ya que estamos indisolublemente ante un producto menor, con actores que no destacan mucho. Afortunadamente la película es consciente de ello, pero nunca cae en la parodia o lo grotesco, sino que hasta podría decirse que como el subproducto de explotación que es, sale realmente bien parada, logrando contar una historia sólida, con elementos inquietantes y con momentos de terror y gore equilibrados con un argumento que trata de ser dramático.
En este caso tenemos a Rose (Laura Vandervoort), una tímida y discreta diseñadora de modas que desea destacar en su trabajo y triunfar en su vida amorosa. Tras un desafortunado accidente su vida cambia, y ahora tendrá una segunda oportunidad, incluso para vengarse. Cabe destacar que a diferencia dela versión original, aquí la trama desarrolla más al personaje, que en la versión de 1977 era interpretado por la actriz porno Marilyn Chambers.
Destaca el último acto, con algunos efectos prácticos bastante perturbadores. En definitiva, una pequeña y decente película de terror para ver. Después de todo, hemos visto peores remakes de terror en los últimos años.
TRAILER
La Crítica
A FAVOR
- Un remake decente
EN CONTRA
- Se queda corto en algunos puntos
Desglose de revisión
-
Rabia