Netflix nos trae la continuación de El puente maldito (2020) pero cambiando un poco el foco de los acontecimientos, ya que estos no se desarrollan en el puente al que se hace alusión en los nombres de las películas, sino en un edificio embrujado de la universidad. Es destacable cómo Netflix sigue apostando a producciones asiáticas, aunque no siempre salen bien esas apuestas.
¿De qué va la historia? Un grupo de estudiantes realizan un videojuego en realidad aumentada basándose en las leyendas urbanas del edificio. Uno de ellos cae en coma luego de probar una de las leyendas, y el resto del grupo, incluida su hermana, se hacen cargo de terminar el juego. Hasta acá todo tranquilo ¿Dónde se les ocurre probar el juego? ¿En la casa de algunos de ellos? No, en el edificio maldito que según las leyendas, es un vórtice de entrada a este mundo para los demonios, maravillosa idea.
A partir de ese momento, entra en escena un guardia de seguridad que nos conecta con la película anterior y toda la acción que se espera del film, incluyendo el objetivo de salvar al hermano en coma de la protagonista. Los demonios/fantasmas son muy estilo asiático, hay algún flashback que nos traslada a la cinta original, utilización de la dualidad y de la realidad aumentada pero no mucho más.
A pesar de lo peligroso de la misión y las consecuencias que tuvo para sus compañeros, Ting se pone como objetivo salvar a su hermano llevando un objeto que es su única esperanza para volver al reino de los vivos, contará con la ayuda de Ma para realizar esta difícil misión. No les contaré nada más porque lo interesante es que tengan su propia opinión, pero por todo lo enunciado concluyo que este film sabe a poco, y en especial cuando uno esperaba mayores sorpresas, pero se queda a medio camino.
El poco más de hora y media que dura se hace largo, no existen momentos de gran impacto de esos que te ponen al borde del asiento y es como para pasar la tarde y asustar a un niño de 8 años, no mucho más. Te dejo el tráiler por acá abajo. Hasta la próxima reseña.